La punta que los paró
LA PUNTA QUE LOS PARÓ

Nobel Clemar Passaglia
Escribo medio desinflado. Harto, para ser más preciso. Harto y asqueado de ver, escuchar, leer y oler tanta podredumbre de políticos corruptos con ínfulas de santos salvadores de la Patria dando cátedra de honestidad y sanidad democrática desde la cárcel o a un paso de entrar; como si las causas que los tienen engayolados o de infantería un día sí y el otro también por los pasillos de Tribunales para declarar como imputados en más de un guay fulero fueran un capricho de los dioses curdas del Olimpo. Y para peor, candidateándose a senadores, tan campantes. Y para peor de los peores (y de los misterios), resultando electos.

¿Qué le pasa al más o menos 30 por ciento de los ciudadanos que votó hace apenas unos días a esos personajes más cercanos a las rejas que enredadera guacha? Porque zamparle el voto a la que pasó de ser presidente de la Nación dos veces al hilo a procesada por figuras penales que no son moco de pavo (entre ellas, asociación ilícita, traición a la Patria por el memorándum con Irán y otras no menos pesadas) y que es muy probable que termine mirando el sol a rayitas, es para hacérselo ver. O por el psicólogo o por los jueces (otros que bien bailan, en más de un caso). Una: los que la votaron son ciegos y sordos. Dos: tienen la misma ausencia de honradez y apego a la ley que los corruptos a los que votaron. Tres: son fanáticos a prueba de rayos cósmicos, meteoritos, plaga de langostas, caspa, etc, a los que no hay modo de hacerles ver la realidad que les casca en la cabeza. Me inclino por esta última.

La cuestión es que, lo entienda yo o no, la paisana procesada va a ocupar una banca en el Senado. Y siga el baile, aunque Alberto Castillo ya no esté con nosotros. Eso sí: con un si-te-he-visto-no-me-acuerdo a los que sacaba a bailar acaramelada en las bailantas gubernamentales a beneficio propio y de un par de reos que ya están mirando el sol a rayas. Uno por ser el adjudicatario mimado de obras públicas sobrepreciadas, cuando no mal o nunca ejecutadas. Otro, con rango de Ministro y el vagón más poderoso del tren kirchnerista, por entender la Justicia que es partícipe necesario en una asociación ilícita para defraudar a la administración pública. Y que, de yapa, está imputado en otras cinco causas.

Falta saber si ahora sí, en serio y de una vez por todas, al ruido del voto de siete de cada diez argentinos que se hizo oír en las elecciones presidenciales primero, la punta que los paró, en las PASO después y en las Legislativas hace apenas días, el taco que les hizo sentir la presión del hartazgo mayoritario, lo oirán también en el Poder Judicial y en el Congreso. Porque si a la procesada electa senadora no la para la Justicia porque se agenció fueros, debería ser el Congreso el que haga caso a la propia sentencia de la hoy procesada electa senadora cuando ocupaba su banca en la Cámara alta, allá por 1995: "Todo aquél legislador que sea imputado y procesado por un delito debe perder sus fueros".  ¿Se aplicará la propia medicina? ¿O consejos vendo que para mí no tengo?


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